sábado, mayo 19, 2007

JOSE BARROS Y SUS COMPOSICIONES


Muy buenos dias , le habla JULIO MARIO CASTRO RIVERA , para presentarles el programa GRITOS Y PALABRAS.
Nos sintonizan en la pagina de Internet http://www.lavozdelcinaruco.com/ a las 7:30 am todos los domingos.

Hoy dedicamos este momento cultural a José Benito Barros Palomino - compositor colombiano

Recibido por una comadrona (Fermina Socarrás) nació el 21 de marzo de 1915 en El Banco, Magdalena; su padre fue el comerciante portugués Joao María Barro Traveceido y su madre Eustasia Palomino; fue el menor de cinco hijos y criado por su hermana Clara pues los padres fallecieron en su niñez.

Para colaborar con el sostenimiento familiar cantaba en la plaza de mercado, en el puerto o en las casas de las familias adineradas del pueblo.Con el tiempo fue aprendiendo a tocar varios instrumentos musicales, entre ellos la guitarra y se dedicó a ofrecer serenatas a las jóvenes del pueblo.

A los 17 años se trasladó a Santa Marta, allí buscó viajar a otros lugares pero la milicia obligatoria se lo impidió.A su regreso a El Banco, mantenía el anhelo de conocer lejanas tierras y una madrugada, en plena fiesta decidió embarcarse como polizón en el barco Medellín, que llegaba de Barranquilla y continuaba viaje hacia Honda; no logró su destino pues en el puerto de Barrancabermeja lo bajaron; esta parada lo llevó a conocer en esa ciudad músicos que estaban allí por circunstancias parecidas y formó parte de grupos dedicados a tocar en los bares; de ahí partió a Segovia, Antioquia, en busca de oro. Luego de un año se enrumbó a Medellín, participó en un concurso de canción inédita en la Voz de Antioquia y ganó con la canción "El Minero".

Su siguiente destino fue Bogotá, ya para la década de 1950, donde compartió residencia con otro músico costeño, el tamborero Jesús Lara Pérez "Tumbelé"; en la capital constató que la música costeña estaba entrando con fuerza al interior del país; por esos días compuso su célebre "El gallo tuerto".
Paulatinamente adquirió prestigio y los logros lo llevaron fuera del país hacia Panamá, México y Argentina; estas nuevas situaciones y el contacto con los músicos de los países visitados lo condujeron a componer rancheras y tangos.

A principios de 1960 enfermó y regresó -obligado- a El Banco.
Para 1975 decidió en compañía de amigos emprender la realización del ya hoy tradicional Festival de la Cumbia de El Banco, cuyo antecedente fueron los Festivales de la Piña ocurridos en la década anterior, y para el cual compuso la emblemática cumbia "La piragua".

Listado (selección) y fragmentos de algunas letras de sus canciones
Paseos
El viajero , Las Pilanderas , Momposina , El Chupaflor , La Pava , La llorona loca , El Guere-Guere , Arbolito de Navidad , Pajarillo montañero y Me voy de la vida .
Cumbias
Navidad Negra , El Pescador , La Piragua , Violencia , El Minero , Caminito de Luna , Juana Rosa Mana , Justiniana la ventanera .
Porros
El Gallo Tuerto , Palmira señorial , El Tigre de Torrecilla
Pasillos Pesares , Divagando
Boleros
A la orilla del mar , Busco tu recuerdo , Carnaval .
Tangos
Cantinero sirva trago , Bandoneón
Currulaos
Paloma Morena
Puyas
Ají Picante
Merengues
Corazón atormentado , Juanita
Juego infantil
La Pava
Garabatos
Estás delirando , Los pesares de tu vida

Momposina

Mi vida está pendiente de una rosa
Porque es hermosa y aunque se que es fina
Me la voy a llevar a mi casita
Porque es bonita mi rosa momposina

Tiene en sus ojos la dulce ensoñación
de mi linda región, por eso yo la quiero
Ella me ha dado toda la inspiración
de mi linda canción, porque ella es mi lucero

El pescador

Va subiendo la corriente
Con chinchorros y atarrayas
La canoa de barenca
para llegar a la playa

La luna espera sonriente
Con su mágico esplendor
La llegada del valiente
Del alegre pescador

El pescador habla con la luna
El pescador habla con la playa
El pescador no tiene fortuna
Sólo su atarraya


La piragua

Me contaron los abuelos que hace tiempo
navegaba en el Cesar una piragua
que partía del Banco viejo puerto
A las playas de amor en Chimichagua

Era la piragua de Guillermo Cubillos
Era la piragua, era la piragua (Bis)


El más fecundo y versátil de los compositores colombianos, nació en el Banco departamento del Magdalena el 21 de marzo de 1915. Inició su carrera como vocalista. Fue durante largos años artista exclusivo de Toño Fuentes, para él grabó numerosas obras que se hicieron famosas en Colombia y el continente americano.
Esta es solo una parte de su extraordinaria producción, pues su álbum está formado por un millar de obras en variados ritmos en los que se destaca: el paseo, boleros, porros, bambucos, baladas, rancheras, tangos, cumbias, y tonadas chilenas, siendo todas ellas llevadas al pentagrama y al cancionero con armonía sin par, interpretadas por un sin numero de artistas de la talla de La Sonora Matancera, Charlie Figueroa, Tito Cortés, Carlos Vives, los Black Start, Bovea y sus Vallentatos, etc. por todo ello, Agustín Lara lo consideró como el más grande compositor de Latinoamérica, afirmación basada en la versatilidad de sus obras ya que no se limitó a un solo genero musical.
El maestro José Barros ha sido objeto de muchas condecoraciones por parte del gobierno nacional, es el caso que, durante la administración del Dr. Belisario Betancourt C., mediante el Decreto 109 de enero 18 de 1984 se le confirió la "Orden Nacional al Mérito" en el grado de Oficial que lo distingue con un prolífico Autor y Compositor de Música Popular. En el año de 1981 en el teatro Pablo Tobón Uribe de la ciudad de Medellín, la empresa privada por intermedio de la Organización Ardila Lulle, le otorgó el "Pentagrama de Oro José A. Morales" destacándolo como el autentico cantor de Colombia a través de un millar de composiciones que recogen las más variadas expresiones del folclor nacional convirtiendo varias de ellas en símbolos de la región del Magdalena y sus melodías han sido ampliamente difundidas en todo el mundo.
La Sociedad de Autores y Compositores de Colombia SAYCO de la cual es socio fundador, mediante la Resolución No. 20 de abril 19 de 1995 le confirió su máxima distinción, otorgándole "El Pentagrama SAYCO de oro".
Así mismo, el Congreso y la Cámara de Representantes han distinguido al maestro con sus distinciones en el grado de oficial en el año de 1999. Las anteriores son una parte de homenajes que ha recibido durante su larga vida de Autor y Compositor por resaltar no solamente a su noble e histórico pueblo natal, El Banco, enclavado a orillas del majestuoso río Magdalena el cual ha sido fuente de inspiración del connotado maestro, si no al folclor colombiano por todos los países del hemisferio.
Esto y mucho más encierra las obras del maestro, ya que examinando una a una, encontramos que, desde la primera hasta la última esta mezclada con amor, paisaje, tragedia, reminiscencia y todo lo rudo como magnificente que encierra la naturaleza. Es por eso que esta producción cada día que pasa, se multiplica y agiganta con esa fuerza eterna con que nuestros pueblos la conservan y la enseñan a sus descendientes, con la misma fe y devoción que sus mitos religiosos, especialmente en el litoral, puesto que habla del clásico racial costeño, huele a la fresca primavera formando el grueso cancionero tropical colombiano.


Jose Barros: un cancionero viviente
Aunque Barros Palomino no fue preparado musicalmente como sí lo fueron otros contemporáneos suyos, sus letras, a falta de técnica académica, están bañadas de amor, paisajes, tragedia, reminiscencia y todo lo enigmático de la naturaleza. Es de destacar que esta capacidad de composición, cada día que pasa, se multiplica y agiganta, pues sus canciones se transmiten con la misma fe con la que se transmiten los ritos religiosos.
Y es que sus 80 años como músico y compositor no son fáciles de sintetizar, pues su arte traspasó las fronteras nacionales, al punto de ser considerado el Agustín Lara colombiano.
Las decenas de canciones que brotaron de su inspiración, han sido interpreta das por numerosas bandas y artistas que graban a diario su repertorio con diferentes y disímiles estilos musicales. La Revista logró esta exclusiva entrevista con el maestro compositor de La piragua, El gallo tuerto y Momposina.
L.R.: ¿Cuál fue su última canción?
J.B.: Dentro de esas últimas que escribí están La piragua y un pasillo muy famoso... No me acuerdo con precisión ahora.
L.R.: ¿Y aquel bolero que interpretó la Sonora Matancera, con el cantante cubano Bienvenido Granda?
J.B.: Ah, sí. (Cantando) Luna, tara ri tarar¡ ra...
Pesares es la canción que más recuerdo cómo la hice. Estaba sentado por la tarde en el muelle. Y empecé a recordar a la mujer mía de ese entonces, y allí sentado me la inventé, cogí papel y lápiz para sacar la letra y la música de algo que no es inventado, es puro amor, es un padecimiento real, fue algo que me pasó.
L.R.: ¿Cuál ha sido el elemento generador de la pieza Violencia?
J.B.: Pues, es una pieza que viene de esa época llamada de la violencia. Tiene que ver con mi iniciación en el conocimiento de los grupos fuera de la ley. Los pájaros, Los gólgotas, Draconianos. Inclusive, dijeron que por esa crítica en la canción me podían matar. Era un crítica general, con elementos que buscan la paz, para que llegara a todos los que se estaban matando.
L. R.: ¿Y el episodio de La piragua sucedió realmente?
J. B.: La piragua tiene muchas versiones. Te voy a hacer un relato histórico. Yo no conocía nada del país. Mientras toda la juventud salía a los otros pueblos, yo no conocía nada. Pero yo a esa edad tenía mucha plata. Cuando por fin salí a viajar por América, había dejado de lado la tierra por mucho tiempo, y cuando volví, mucho tiempo después, me bajé en el hotel de Gastón Lozano. Enfrente había un almacén grande de libros, con una señorita que se sentaba ahí. Entonces yo salía a la tienda a hacerme que compraba algo, pero era para ver a la muchacha, con la que terminé en amores y me casé con ella. Era Cindy Carrera. Ya después nos fuimos a vivir al centro y allí compramos una casa en la esquina grande, donde puso su almacén igual al que tenía antes.
Estando sentados ahí - yo tenía 40 años-, me hice amigo de un zipaquireño, Guillermo Cubillos, y me decía: Me gustaría hacer una canoa grande y ancha para llevar pasajeros de Chimichagua a El Banco, con toldo. Debería tener 12 metros de largo.
Un día llamé a Rigoberto León para que me acompañara con Cubillos a donde el viejo que hacía los champanes grandes y las canoas, a orillas de la ciénaga. Llegamos al taller, que tenía varios trabajadores, y nos presentaron al dueño.
Mientras conversábamos, preguntó qué canoa era la que Cubillos quería, y le dije: ¡Una de 12 metros! Y me dijo: ¿Cómo así?, Lo que quieres es un buque como el Titanic!... Dijo que costaría 1.800 pesos, Cubillos respondió: No importa, ¡hágalal ¿Cuánto se demora? Y respondió: Como un mes.
Terminado ese gran bote, uno de los 15 trabajadores del taller, que era un pintor, cogió la canoa, la brocha y le puso el nombre La piragua, sin saber siquiera qué era la piragua.
L.R.: ¿Entonces nadie le dijo que lo pusiera?
J.B.: No, nadie le dijo nada, sino que lo vio por ahí en algún lado, y aprovechó para ponerlo grande en un costado de la canoa.
Y así se fue la canoa para Chimichagua, y la gente en la ribera del río corría a ver semejante aparato y decían: Vamos a conocer La piragua, y así se divulgó.
Yo viajé en esa canoa y de ahí salió la canción que en mi inspiración comenzó: Me contaron los abuelos que hace tiempo/ navegaba en el Cesar una piragua/, que partía del Banco viejo puerto a las playas de amor en Chimichagua... (Continúa recitando la canción).
Cuando esa canción salió en la radio, la gente me preguntaba si Guillermo Cubillos, el capitán, tenía un sobrenombre. La verdad es que era tan largo ese nombre, que todos lo confundían con Albundia, pero ahora no recuerdo cuál es la relación con la piragua.
L.R.: ¿Tenía momentos especiales para la inspiración?
jf.B.: No, aparecía en el momento. Por ejemplo, en los años 40 salió Mi gallo tuerto, "que cantaba en la cocina". Esa canción nació porque un trabajador del monte, que venía caminando conmigo por ahí, me hablaba de su gallo y su piqueria y la vaina. Y bueno, ahí está, yo le escuché el cuento y me salió de repente ese porro. Algunos me tratan de recordar que era un jovencito tuerto de El Banco, muy querido, que se murió después de que yo llegara al pueblo, 25 años después de mi partida.
Yo a los diecisiete años estaba componiendo permanentemente y gracias a varios autores estudiados en Bogotá; entre ellos poetas de El Banco, Ciénaga, Fundación, Zambrano, porque yo no pasé de tercero de primaria, pues no había plata. Sin embargo, la tradición de los Palomino es de mucha inteligencia. Un primo mío, eximio poeta cienaguero, tenía unas palabras modernas excelentes. Éxtasis era una de esas tantas, y entonces yo ponía la palabra éxtasis en mis canciones.
Por eso, aquí no había quien me arrebatara el campeonato de novias. En esa época tocaba la guitarra y les cantaba a las niñas, hace 65 años. Tenía como tres novias en todo lado, y cada novia sabía que la canción que le estaba cantando era exclusiva para ella.
Yo estaba componiendo desde los doce años y el primer tema que me grabaron fue en Lima, un tango llamado Cantinero sirva tanda. En esa época se tocaban tangos, boleros, rancheras. Yo no sabía hacer cumbias, ni porros, ni nada de esa vaina, pues era en ese momento música vulgar, pero luego serían mi trampolín a la fama y todos me llamarían "El señor piragua".

Murió el maestro José Barros, el compositor de 'La Piragua'

El maestro José Benito Barros, autor de más de 500 composiciones musicales entre las que se destacó la famosa Piragua, murió en la madrugada del sábado 12 de mayo de 2007 a los 92 años de edad en Santa Marta, por una diabetes que se le complicó a causa de una insuficiencia renal y una neumonía.


Desafortunadamente el tiempo se nos ha acabado para seguir hablando de JOSE BARROS.
Si quieres proponer un tema cultural escribanos al correo electrónico juliomario04@telecom.com.co
Oyentes de la voz del cinaruco, los espero el proximo domingo en sintonia del programa GRITOS Y PALABRAS a las 7 y media de la mañana.
Le habló Julio Mario Castro Rivera.

Feliz dia para todos

viernes, mayo 04, 2007

LAS TRANSFERENCIAS EN LA EDUCACIÓN

Muy buenos dias , le habla JULIO MARIO CASTRO RIVERA , para presentarles el programa GRITOS Y PALABRAS.
Nos sintonizan en la pagina de Internet http://www.lavozdelcinaruco.com/ a las 7:30 am todos los domingos.
Hoy dedicamos este momento cultural a laS TRANSFERENCIAS EN LA EDUCACION
Consideración histórica sobre las “transferencias”

El término “transferencias” se utiliza para significar el traspaso de recursos del presupuesto nacional a las entidades territoriales para educación, salud y saneamiento básico. En esencia, designa los recursos que el gobierno nacional destina a los servicios de la sociedad colombiana. Define, por tanto, el carácter de la financiación de la Nación a los dos servicios posiblemente más importantes de una sociedad, la educación y la salud. De los dos depende, en gran medida, que se asegure el desarrollo y el futuro del país. De por sí el término “transferencias” es de una precisión maligna. Anteriormente se denominaba, como quedó consignado en la Ley 60 de 1993, “situado fiscal” y al menos esto incluía la responsabilidad fiscal de la Nación con la educación. Esa responsabilidad desapareció con el nuevo término que es despojado de su carácter fiscal. Hoy los recursos del presupuesto nacional se denominan “participaciones”, no importa si alcanzan o no para la financiación adecuada de los servicios. Puede ser cualquier cosa, cualquier suma, cualquier cantidad, sin relación alguna con las necesidades inherentes al desarrollo de los dos servicios fundamentales de educación y salud. De entrada, pues, el cambio de responsabilidad “fiscal” a “transferencia” y “participaciones” implica
un cambio de fondo en la relación de la Nación con el financiamiento de la educación y la salud.
En la historia de Colombia el proceso de financiación de la educación ha sido extremadamente traumático. Por siglo y medio, desde la independencia, las tensiones religiosas y políticas impidieron que se consolidara un sistema educativo coherente y de largo aliento. La guerra civil de 1876, por ejemplo, constituyó un levantamiento de las fuerzas más retardatarias de la sociedad contra la reforma educativa democrática del radicalismo. Dos tensiones han caracterizado el proceso de la educación nacional: el de las responsabilidades territoriales y el de los contenidos curriculares.
Las responsabilidades financieras y administrativas han pasado de la Nación a los departamentos y a los municipios y viceversa, de acuerdo con las tendencias dominantes en el momento de elaborar o de reformar una Constitución. Santander defendió el control estatal en contra del eclesiástico, los radicales de mitad del siglo XIX lo reforzaron, Núñez se lo devolvió a la Iglesia y a los municipios, los liberales del siglo XX claudicaron en su lucha de medio siglo en contra de la privatización y, en la época contemporánea, cada moda mundial repercute en los intereses políticos o de dominación extranjera del gobierno de turno. Lo que la Iglesia había perdido sobre el control de la educación en la Constitución de Rionegro y en la reforma educativa de 1870, lo recuperó con Núñez en el Concordato que resistió hasta la década del 70 del siglo XX. Y la vigente Constitución del 91 es una mezcla de neoliberalismo y racionalización en el terreno educativo.
Con los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria se impuso el dogma neoli-
beral difundido a nivel latinoamericano bajo la influencia del recién fallecido gurú de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, de que el Estado no tiene por qué financiar la educación y la debe descargar en los padres de familia o en auxilios financieros de otras entidades.
Gracias al movimiento magisterial de la primera mitad de la década del noventa y al paro nacional indefinido de 1993 dirigido por Fecode, la política neoliberal de privatización y municipalización fue detenida con la Ley 60 de 1993 y la Ley 115 de 1994, que demoraron su imposición hasta el comienzo del nuevo siglo. Fue el Acto Legislativo 01 de 2001, en el gobierno de Andrés Pastrana, el que, tras una reforma constitucional, estableció las bases para un proceso definitivo de municipalización y privatización de la educación pública colombiana, así como la concomitante eliminación de la gratuidad de la educación primaria de la Constitución del 86, bajo la norma constitucional de 1991 de que deben pagarla “quienes puedan sufragarla”. El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en trance de aprobación, exige la profundización de la tendencia privatizadora de la educación colombiana.


Propósito

No se puede perder de vista el propósito maligno de estas medidas. Es lo que significa trasmutar la financiación adecuada por la asignación de un subsidio. Es exactamente lo que significa el concepto de “subsidio a la demanda”.
Primero, el presupuesto nacional de educación se estructura de tal manera que no cubra las necesidades educativas, ni siquiera para el pago de la nómina existente de personal docente.
Segundo, la nómina de personal docente tiene que irse disminuyendo en concordancia con los recursos presupuestales disponibles, es decir, el monto del subsidio. Del 2002 en adelante la planta de personal fue recortada en treinta y cinco mil docentes de tiempo completo.
Tercero, el Ministerio les exige a las instituciones educativas aumentar la carga académica de los profesores, sin ninguna consideración con los criterios de calidad y de consagración magisterial. El número de horas semanales de clase de cada educador fue aumentado por el Ministerio de Educación de 20 a 22 y 24 horas semanales.
Cuarto, aún así, la falta de profesores se va haciendo cada vez más evidente y la institución educativa se ve forzada a acudir a criterios de consecución de recursos propios para contratar educadores.
Quinto, el municipio correspondiente carece de recursos suficientes para asumir la responsabilidad financiera de la contratación de los maestros que sus instituciones requieren.
Sexto, las instituciones educativas van siendo convertidas en “empresas sociales del Estado”, obligadas a autofinanciarse, es decir, a iniciar un proceso acelerado de privatización educativa, a riesgo de verse en la disyuntiva de hacerlo o cerrar.
Séptimo, con el propósito de que las instituciones atiendan la consecución de recursos por cuenta propia, los rectores son convertidos en gerentes “gestionadores de recursos” sin importar su calidad pedagógica, con el único propósito de salirle al paso a la financiación privada.
Así se ha puesto en funcionamiento la privatización de la educación que avanza en forma progresiva, sistemática, milimétrica, calculada, concorde con una política internacional de organismos internacionales de crédito. Es el quid de la política imperialista en educación. El Tratado de Libre Comercio firmado por el gobierno de Uribe con Estados Unidos requiere expresa o tácitamente de una reducción de los recursos presupuestales de la Nación dedicados a financiar la educación, dirigida a presionar la privatización acelerada del sistema educativo colombiano.

Las transferencias a municipios y departamentos

En este momento, principios de 2007, la atención se concentra en el punto neu-
rálgico del monto de las transferencias a las entidades territoriales a propósito del proyecto de reforma constitucional que cursa en el Congreso, el cual sustituirá el Acto Legislativo 01 de 2001. Los puntos esenciales son: 1) el monto total de recursos que la Nación seguirá “transfiriendo” a las entidades territoriales; 2) la responsabilidad de la Nación y las entidades territoriales sobre el funcionamiento de la educación; 3) la nueva situación del magisterio, y 4) el carácter de los contenidos de la educación.
Todos los análisis especializados que versan sobre el problema financiero de la educación coinciden en el déficit creado por el Acto Legislativo 01 de 2001, reformatorio de los artículos 356 y 357 de la Constitución de 1991 y el que mantendrá el nuevo, cuya discusión cursa en el Congreso y que culminará en las sesiones de la primera mitad del presente año. Transcurrida la cinco vuelta –de ocho– del nuevo acto legislativo, según cálculos optimistas el déficit del “situado fiscal” alcanzaría ochenta billones de pesos durante su tiempo de duración de 2008 a 2019, de los cuales corresponderían treinta billones a los departamentos y cuarenta y nueve a los municipios. Y entre educación, salud y saneamiento básico un cuarenta por ciento –treinta y dos billones– corresponderían a educación. Ya con el Acto Legislativo 01 de 2001 la educación estaría perdiendo del 2001 al 2008 más de catorce billones de pesos con relación a los recursos que le corresponderían si hubiera seguido el situado fiscal de la Ley 60 de 1993.
El reclamo de los municipios por el recorte de los recursos se origina en el criterio municipalizador de la política neoliberal consagrada en el Acto Legislativo de 2001, por medio del cual a los municipios se les asignan más responsabilidades que recursos. El proyecto que hace curso en el Congreso no modifica la municipalización, sino que la refuerza y la extiende hasta 2019, pero incorporándola en las nuevas condiciones a la Constitución Nacional. En esencia, esta imposición municipalizadora significa dos cosas: una, que la Nación no responde por las necesidades educativas, como aquí se ha planteado, y dos, que a los municipios se les disminuye el aporte que venía dándoles la Nación, tal como los datos aquí presentados lo demuestran. No se atrevió la política neoliberal del gobierno de Uribe y de la ministra Cecilia María Vélez a privatizar de un tajo como se hizo en salud. En realidad, no resulta operativo entregar de la noche a la mañana a los municipios una nómina de trescientos mil maestros. Sin embargo, lenta pero inexorablemente los recursos del presupuesto nacional sólo alcanzarán para “los más pobres de los pobres”. No más. Subsidio, subsidio a la demanda, “sisbenización”, privatización.
De acuerdo con la Ley 60 de 1993 los recursos del presupuesto nacional no eran girados a los municipios y departamentos, sino a los FER, Fondos Educativos Regionales, entes de carácter nacional situados en las entidades territoriales y responsables del pago de los maestros en cada una de ellas. Es decir, ni los alcaldes ni los gobernadores podían disponer de los recursos girados por el Ministerio de Hacienda. Los recursos de educación y el pago de la nómina de los educadores estaban nacionalizados. Y lo que logró la Ley 115 de 1994 fue descentralizar por completo la definición de los contenidos de la educación. Cada institución era autónoma para establecer y desarrollar los contenidos. La ley solamente definía unos parámetros y el Ministerio quedaba autorizado para plantear unos lineamientos. Ni los gobiernos departamentales o municipales disponían de los recursos ni determinaban el contenido de la enseñanza.
El esquema de la organización educativa colombiana establecido por las leyes 60 de 1993 y 115 de 1994 consistía en una centralización de los recursos y una descentralización hasta las instituciones mismas de la definición de los contenidos. El gobierno nacional tenía la responsabilidad total de financiar la educación, partiendo del pago completo de la nómina magisterial. La Ley 60, sin embargo, le permitía a los municipios de más de cien mil habitantes de 1995 abrir una especie de FER municipal para administrar los recursos. Pero la Ley 715 eliminó estas restricciones y permitió que la educación le sea entregada a todos los municipios sin limitación del número de habitantes y sin restricciones presupuestales.
Además de disminuir progresivamente los recursos del presupuesto nacional, de entregarle la responsabilidad a los municipios sin los recursos indispensables, de forzar una privatización financiera de las instituciones educativas, la política gubernamental –desde Samper hasta Uribe– se ha volcado contra los educadores y los ha convertido en un blanco de ataque inmisericorde. La mayoría de las normas reglamentarias de la Ley 715 apuntan en su contra. Una serie de decretos ha ido definiendo los detalles de esta persecución: el Decreto 1278 contra los educadores provisionales con pocos o muchos años de experiencia; los decretos 1850 y 3020 –con miras a la reducción de personal– las normas sobre horas semanales, duración de clases, la desaparición de psicorientadores y la abolición de áreas necesarias para la formación integral de los educandos; la tres reformas pensionales del gobierno de Uribe Vélez, especialmente el artículo 81 de la Ley 812 de 2003 con la aplicación de la prima media; el Decreto 1171 de 2004 que conlleva la desaparición efectiva de los estímulos en las áreas rurales de difícil acceso, y el Decreto 1095 de 2005 sobre condicionamientos y prohibiciones de ascensos. Normas éstas que retrotraen la situación de los maestros a las peores épocas del régimen conservador de la primera mitad del siglo XX.13


Conclusión

La política neoliberal en educación se ha impuesto a sangre y fuego contra la educación pública y contra el magisterio. En esencia, contra el pueblo colombiano. El Congreso tiene en sus manos las cuatro rondas restantes para la aprobación del nuevo Acto Legislativo que definirá nuevos recortes a la financiación educativa durante los próximos diez años. Estará culminando un proceso que se inició con el desmonte de la Ley 60 de 1993 y la Ley General de Educación. Lo que está en juego es el carácter público de la educación colombiana, la responsabilidad del presupuesto nacional con la educación, la financiación adecuada del servicio educativo, el salario digno para los educadores, sus prestaciones y sus condiciones de trabajo.
Para enfrentar esta política se requiere un programa integral, democrático y nacional de largo plazo, que tenga en cuenta los elementos fundamentales de la educación. He aquí los puntos mínimos:
1. Financiación estatal adecuada de toda la educación a cargo del presupuesto nacional.
2. Nómina única de educadores distribuida por departamentos.
3. Asignación de los recursos del presupuesto nacional de conformidad con las necesidades educativas de nómina y dotación y no por “subsidio a la demanda”.
4. Autonomía escolar de las instituciones educativas para definir los contenidos de la enseñanza.
5. Estatuto docente único, nacional y democrático con un escalafón ascendente y condiciones académicas y profesionales dignas.
6. Salario profesional para los educadores y prestaciones sociales y económicas que salvaguarden condiciones de vida adecuadas a las necesidades de la profesión.
7. Carga académica de los docentes que permita condiciones pertinentes de enseñanza y atención a los estudiantes.
8. Número suficiente de educadores para un máximo de treinta y cinco estudiantes
por aula en las instituciones educativas.
9. Jornada estudiantil completa, que permita la inclusión de actividades de enseñanza y aprendizaje y complementarias artísticas y deportivas.
10. Reconocimiento salarial y prestacional a los educadores acorde con el aumento de la jornada laboral completa.

Desafortunadamente el tiempo se nos ha acabado para seguir hablando de las TRANSFERENCIAS EN LA EDUCACION.
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Le habló Julio Mario Castro Rivera.

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